Otra tarde de inspiración literaria, no es que sea la mejor en esto, pero me gusta hacerlo.
En esta ocasión traigo un fic basado en mi pareja favorita de toda la vida de Pandora Hearts, Break y Sharon.
La responsable en esta ocasión en la super Loli Maligna... alias Orenji san... queri, sin tu Break mi Sharon no hubiese llegado a esto n.n
Y sin más... espero la disfruten.
Amanecía y un tenue rayo de luz alumbraba su rostro,
despertándola. Estaba tendida sobre su cama, aún con la ropa del día anterior,
la cabeza le dolía y sentía frío. La luz que días antes alegraba su mañana era
molesta.
Estiró un brazo hacia un lado, abrazando, pero sólo
encontró una cama vacía, miró a su alrededor buscando al que debía estar allí,
nada, por último miró hacia la ventana con la esperanza de que en una de sus
tantas bromas se hubiese escondido tras la cortina para asustarla.
Sí, ya lo recordaba, estaba sola, irremediablemente
sola. La cama vacía y ese molesto haz de luz confirmaban lo que temía. Ya no
vería ese extraño brillo sobre sus cabellos albos al amanecer, ni su mirada
tranquila, ni aquella cálida sonrisa que sólo guardaba para ella.
Una semana atrás, jamás hubiese creído que esto
sucedería, imposible, él siempre se marchaba dejándola atrás para protegerla,
pero regresaba a su lado. Esto
claramente la preocupaba, siempre existía la posibilidad de que aquellas
misiones lo alejaran de su lado, pero en el fondo sabía que él era alguien fuerte.
Ahora todo era extraño, surrealista, una extraña
pesadilla que un ente superior introducía en su mente para torturarla. Sí,
había sido pretenciosa y egoísta, por eso era castigada. Despertaría y todo
aquello sería un amargo recuerdo.
Se dirigió a su tocador, una cara demacrada la
observaba, había llorado. ¿Cuánto? No lo sabía, sólo quedaba el camino de las
lágrimas en sus pálidas mejillas. Miró sus manos, ya nada había allí.
Continuó la inspección por el lugar, restos de lo que
había sido su vestido de novia, y gran parte de su preciado juego de té regaban
el lugar.
No, no era un sueño, estaba sola. Aquél a quien se
entregaría con devoción la había rechazado.
El vacío y el dolor inundaban cada ínfimo recodo de su alma.
No es que ella no conociera este sentimiento, tiempo
ya su madre había muerto dejándola atrás, mas él estuvo ahí para contenerla y
sostenerla, le mostró un nuevo camino para seguir adelante, y ahora era él
quien la dejaba a la deriva.
Un llanto la despertó. Stella… las lágrimas nuevamente
brotaron por sus ojos ya sin lágrimas y el dolor en su pecho volvió a ser
intenso y quemante, debía sobreponerse ella no podía verla así, quería ser un
ejemplo para la criatura.
Se encaminó al cuarto de su hija pero se detuvo en la
puerta, no entraría, la sola idea de verlo en ella la aterraba, no estaba
preparada. Sharon había pretendido ser fuerte frente a él, no quería que la
viera desmoronarse, su orgullo era demasiado grande como para permitirlo en un
momento así, sonreiría frente a él, mantendría su frente en alto, le dijo que
conseguiría su libertad y eso era lo que le mostraría, una mujer libre.
Pasó de largo aquella habitación, muy a su suerte la
pequeña se había callado. Caminó hacía el cuarto de baño principal, tomaría un
baño, él sentir el agua sobre su cuerpo siempre la relajaba.
Ya en ese lugar quitó la ropa que la cubría, aquel
pesado atuendo que selló su destino, el corsé que sagradamente vestía y por
último sus medias. Se miró en el lujoso espejo de cuerpo entero, no le gustaba
lo que observaba, se sentía insegura, aquella pequeña y frágil figura que nunca
alcanzó a crecer, ¿alguna vez alguien la miró siquiera? No, y ella lo sabía
bien… se acercó sólo para apreciar las marcas de presión en su piel nívea,
realmente odiaba ese reflejo.
Enfadada se sumergió en el agua de la bañera. Deslizó
los dedos por su piel desnuda estimulada por lo frío del líquido. Recordaba
cuando por primera vez la tocó. Ella nada sabía de nada, él había sido su
primera vez.
Dejó vagar su dedos como recordaba lo había hecho él
en ese entonces, ese entonces lejano en el cual la inseguridad la dominaba, él
le había dado confianza, le hizo entender que era una mujer bella… ahora sólo
quedaba aquel vago recuerdo. Después de lo que le pareció una vida salió del agua
y se encaminó a su cuarto.
Secretamente esperó que Break estuviera en la puerta y la
recibiera con una frase jovial. Ella lo perdonaría, ella se tragaría su orgullo
y se abrazaría a esa oportunidad… ¿Por qué habría de negárselo? ¿Por qué no
darle otra oportunidad? Sin embargo, esas eran sus fantasías, en la puerta
nadie estaba, en su cuarto sólo recuerdos de su descontrol y su cama estaba
vacía. ¿Por qué dolía tanto la decepción?
Vistió su dolor como siempre lo hacía, tomó su cabello
como de costumbre y cubrió el dolor de su rostro con alegres colores, no podía
permitir que alguien la viera así.
Su cuarto sería su eterno compañero, su cama ocultaría
sus lágrimas, Stella sería su vida.
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