sábado, 3 de agosto de 2013

Otra tarde de inspiración literaria, no es que sea la mejor en esto, pero me gusta hacerlo. 

En esta ocasión traigo un fic basado en mi pareja favorita de toda la vida de  Pandora Hearts, Break y Sharon.

La responsable en esta ocasión en la super Loli Maligna... alias Orenji san... queri, sin tu Break mi Sharon no hubiese llegado a esto n.n

Y sin más... espero la disfruten. 



Amanecía y un tenue rayo de luz alumbraba su rostro, despertándola. Estaba tendida sobre su cama, aún con la ropa del día anterior, la cabeza le dolía y sentía frío. La luz que días antes alegraba su mañana era molesta.

Estiró un brazo hacia un lado, abrazando, pero sólo encontró una cama vacía, miró a su alrededor buscando al que debía estar allí, nada, por último miró hacia la ventana con la esperanza de que en una de sus tantas bromas se hubiese escondido tras la cortina para asustarla.

Sí, ya lo recordaba, estaba sola, irremediablemente sola. La cama vacía y ese molesto haz de luz confirmaban lo que temía. Ya no vería ese extraño brillo sobre sus cabellos albos al amanecer, ni su mirada tranquila, ni aquella cálida sonrisa que sólo guardaba para ella.

Una semana atrás, jamás hubiese creído que esto sucedería, imposible, él siempre se marchaba dejándola atrás para protegerla, pero regresaba  a su lado. Esto claramente la preocupaba, siempre existía la posibilidad de que aquellas misiones lo alejaran de su lado, pero en el fondo sabía que él era alguien fuerte.

Ahora todo era extraño, surrealista, una extraña pesadilla que un ente superior introducía en su mente para torturarla. Sí, había sido pretenciosa y egoísta, por eso era castigada. Despertaría y todo aquello sería un amargo recuerdo.

Se dirigió a su tocador, una cara demacrada la observaba, había llorado. ¿Cuánto? No lo sabía, sólo quedaba el camino de las lágrimas en sus pálidas mejillas. Miró sus manos, ya nada había allí.

Continuó la inspección por el lugar, restos de lo que había sido su vestido de novia, y gran parte de su preciado juego de té regaban el lugar.

No, no era un sueño, estaba sola. Aquél a quien se entregaría con devoción la había rechazado.  El vacío y el dolor inundaban cada ínfimo recodo de su alma.

No es que ella no conociera este sentimiento, tiempo ya su madre había muerto dejándola atrás, mas él estuvo ahí para contenerla y sostenerla, le mostró un nuevo camino para seguir adelante, y ahora era él quien la dejaba a la deriva.

Un llanto la despertó. Stella… las lágrimas nuevamente brotaron por sus ojos ya sin lágrimas y el dolor en su pecho volvió a ser intenso y quemante, debía sobreponerse ella no podía verla así, quería ser un ejemplo para la criatura.

Se encaminó al cuarto de su hija pero se detuvo en la puerta, no entraría, la sola idea de verlo en ella la aterraba, no estaba preparada. Sharon había pretendido ser fuerte frente a él, no quería que la viera desmoronarse, su orgullo era demasiado grande como para permitirlo en un momento así, sonreiría frente a él, mantendría su frente en alto, le dijo que conseguiría su libertad y eso era lo que le mostraría, una mujer libre.

Pasó de largo aquella habitación, muy a su suerte la pequeña se había callado. Caminó hacía el cuarto de baño principal, tomaría un baño, él sentir el agua sobre su cuerpo siempre la relajaba.

Ya en ese lugar quitó la ropa que la cubría, aquel pesado atuendo que selló su destino, el corsé que sagradamente vestía y por último sus medias. Se miró en el lujoso espejo de cuerpo entero, no le gustaba lo que observaba, se sentía insegura, aquella pequeña y frágil figura que nunca alcanzó a crecer, ¿alguna vez alguien la miró siquiera? No, y ella lo sabía bien… se acercó sólo para apreciar las marcas de presión en su piel nívea, realmente odiaba ese reflejo.

Enfadada se sumergió en el agua de la bañera. Deslizó los dedos por su piel desnuda estimulada por lo frío del líquido. Recordaba cuando por primera vez la tocó. Ella nada sabía de nada, él había sido su primera vez.

Dejó vagar su dedos como recordaba lo había hecho él en ese entonces, ese entonces lejano en el cual la inseguridad la dominaba, él le había dado confianza, le hizo entender que era una mujer bella… ahora sólo quedaba aquel vago recuerdo. Después de lo que le pareció una vida salió del agua y se encaminó a su cuarto.

Secretamente esperó que Break estuviera en la puerta y la recibiera con una frase jovial. Ella lo perdonaría, ella se tragaría su orgullo y se abrazaría a esa oportunidad… ¿Por qué habría de negárselo? ¿Por qué no darle otra oportunidad? Sin embargo, esas eran sus fantasías, en la puerta nadie estaba, en su cuarto sólo recuerdos de su descontrol y su cama estaba vacía. ¿Por qué dolía tanto la decepción?

Vistió su dolor como siempre lo hacía, tomó su cabello como de costumbre y cubrió el dolor de su rostro con alegres colores, no podía permitir que alguien la viera así.

Su cuarto sería su eterno compañero, su cama ocultaría sus lágrimas, Stella sería su vida.

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