martes, 26 de junio de 2012

Historia sin nombre

Hola nuevamente mis queridos "gardeners", ¿qué tal les ha ido en esta semana? ¿ su vida no ha podido transcurrir con normalidad debido a la inquietud que causa en no saber en desembocará esta historia? Pues, aquí me tienen, he llegado para calmar vuestra inquietud.

Resumiendo un poco, en nuestro anterior capítulo - cero adrenalínico por lo demás - nuestra querida Eleanora le arrienda la casa familiar a Matilda, para que que comience una nueva vida junto a Allan, pero ... ¿qué les deparará el destino a estos entes? 

Sin más preámbulos, preambulosos, aqui les "cuelgo" el cuarto capítulo! Enjoy it! n.n


IV
Adiós 

Llegué al pequeño pueblo en que habitaba, y lo primero que hice fue ver a Amanda (como siempre lo hacía), para contarle todo lo que sucedió durante esos días. Le conté de como Eleanora se había molestado por leer ese libro, que era la dueña de la casa que arrendaríamos, mi incapacidad para tutearla y cómo eso me preocupaba. Ella insistió en que todo era una casualidad, que no debía preocuparme, no era de por si algo que ocurriera todos los días, pero tampoco que no pasara, así que deje de darle vueltas al asunto.
Así fue como transcurrió el mes estipulado para comenzar a usar la casa. Allan rindió su tesis excelentemente, como de costumbre, Amanda y yo también hicimos lo nuestro. Luego de esto terminé  la gran mayoría de los trámites en la universidad, sólo faltaba la titulación, pero nos llamarían, así que no debía preocuparme.
Regresé donde Allan, mañana comenzaríamos con la mudanza. Eleanora enviaría gente a ayudarnos a limpiar, a cambio de que mantuviéramos el mobiliario original. Esa noche Allan recibió una llamada.
        ¿Quién era, Allan? – pregunté.
        De la universidad, nada importante – su expresión pareció cambiar por un instante.
        Mmh… te creeré – me amurré como de costumbre.
        No tiene de que preocuparse señorita – acarició mi cabeza.
        Allan, si algún día nos llegáramos a separar… ¿tú me lo dirías, verdad?
        ¿Aah?... ¡¿pero de qué hablas?!, claro que te lo diría – miró hacia la ventana.

No sabía en realidad porque había preguntado esto, sólo sentí que debía hacerlo, no era que no hiciera preguntas de este tipo, pero Allan se sobresaltó más de lo habitual.
Y así fue como transcurrió nuestro primer mes, la mudanza fue mucho más llevadera gracias a los trabajadores que había contratado Eleanora, el polvo acumulado era realmente abrumador, parecía la casa no hubiera sido habitada hace siglos. Nos hicimos del cuarto ubicado en el segundo nivel, tenía un gran ventanal que daba al oeste, lo que hacía que entraran los últimos rayos de sol del otoño.
En este tiempo, había conseguido un empleo, algo pequeño, pero que permitía que cubriera todos mis gastos; Allan, seguía en la universidad, trabajando como ayudante. Todo parecía maravilloso, hasta aquella noche.
        ¿Qué te ocurre, te ves extraño?
        Mmh… algo así. Debemos hablar – su rostro parecía sombrío.
        No me asustes ¿qué ocurre? – estaba confundida.
        Puedes odiarme después que te diga esto… - hizo una larga pausa- mañana me voy… me voy a Ámsterdam por unos meses…
        P, pe, pero… pero ¡¡¡ ¿de qué estás hablando?!!! - no entendía nada.
        ¿Recuerdas que postulé a una beca en el extranjero?
        Sí, algo recuerdo de aquello.
        Pues, me la gané… es por eso que me llamaron hace un mes – miraba el piso.
        ¿¿Por qué… por qué no me dijiste nada??
        No quería preocuparte.
        Pero… ¿por qué esperar hasta ahora?, ¡¡DIME ALLAN!!
        Ya te dije … no quería preocuparte, no quería romper tus ilusiones – me tomó de los hombros.
        ¡¡DÉJAME!! – corrí sus manos- ¿cómo… cómo no fuiste capaz de creer en mí?  - las lágrimas comenzaban a desbordarse de mis ojos- ¿¿POR QUÉ?? – corrí de aquel lugar.
        ¡¡ESPERA MATILDA!!

Me sentí traicionada. ¿Por qué había esperado hasta el último momento para contármelo?, ¿tan poco confiaba en mí? Me sentía desplazada, pero a pesar de todo lo comprendía. Siempre ponía mí corazón delante de las cosas, y así, fácilmente resultaba herida, Allan lo sabía bien y seguramente quiso hacerme feliz durante este mes… pero aun así no lo comprendía… ¿por qué no lo dijo antes?
Regresé entrada la noche. Allan no estaba, había dejado una nota “Regreso más tarde”. Me tiré en la cama; desperté al día siguiente cubierta por la chaqueta de Allan. Me levanté, el ya estaba listo para partir.
        Conversé con el director del departamento, pero dijo que ya no se podía hacer nada, era demasiado tarde - dijo resignado-  de verdad, lo siento.
        ¿Puedo acompañarte? – dije casi suplicando.
        Mhh – fue todo lo que él dijo.
El viaje al aeropuerto transcurrió en silencio. El tiempo parecía ir deprisa, se conjugaba en mi contra. Tomé la mano de Allan, estaba fría. Llegamos al aeropuerto, él hizo los trámites necesario para emprender su viaje. Lo miraba a la distancia, se veía tan lejano, y aun cuando regresó lo más rápido que pudo, él no me pertenecía, no en ese momento.
        Los pasajeros del vuelo 317, por favor, acérquense, el vuelo comienza dentro de 15 minutos” –dijo una voz.
        Debo partir Matilda – su voz quebrada era increíblemente dulce.
        No te vayas Allan – dije en un hilo de voz.
        Hasta luego – sus ojos que aguantaban las lágrimas brillaban bellamente.
        No te vayas Allan – mi voz se quebraba.
        Te amo, Matilda – sus labios fríos , que era míos por última vez se alejaban.
        No te vayas Allan – las lágrimas no se detendrían.
        Debo partir mi querida – sus manos frías soltaban mi cintura, su calor se iba.
        ¡¡¡¡¡ALLAN!!!!!

Sabía que era por poco tiempo, pero dolía. Me sentí abatida. Una voz susurró a mi oído.
       “Ellos son siempre así, él no pudo cumplir su promesa”
Me sobresalté, me volteé, Eleanora estaba ahí, tomaba mi cintura con una de sus manos, con la otra corría mi cabellos y lo ponía tras mi oreja.
        Una señorita no debe dejar que vean sus lágrimas – secaba las lágrimas sobre mis mejillas.
        ¿Tú? ¿qué haces aquí? – estaba perpleja.
        Sólo pasaba por aquí – me sonrió.
        Eso es extraño.
        Jajaja, te invito a un café. La cafetería de este aeropuerto sirve un cappuccino inigualable, ¿vamos? – puso una de sus manos sobre mi frente.

Sus manos estaban frías, pero el contacto de ellas con mi piel hacía que me calmara, no lo podía explicar, era como magia.



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martes, 19 de junio de 2012

Historia sin nombre

      Gardeners míos, pido mis más sinceras disculpas por aún no ponerle nombre a esta historia. Digamos que no quiere termine siendo algo así como "Rocío del Anochecer", sino que quiero algo más serio, algo que cause impacto.

     En fin, como les iba diciendo, acá dejo una nueva entrega de esta pequeña historia, que se ha escrito con harto cariño y dedicación. Nuevamente se viene con harta poca acción, pero calmoas queridos míos, se viene, se viene, no os desesperéis :P   

     Espero que sea de su agrado, y la disfruten.


III
El paso

Había llegado la noche, estábamos en el cuarto que rentaba Allan, siempre me quedaba con él cuando venía a la cuidad. Añoraba estos momentos, añoraba que tocara mi cabello. Añoraba el sonido de su corazón retumbando en su pecho. Añoraba, siempre añoraba. Pero ahora todo era real, el momento, sus caricias, el sonido de su corazón retumbando en su pecho…
-         -    Matilda, ¿te agradó la casa? – preguntó repentinamente-
-          -   , ¿por qué lo preguntas? – dije sorprendida-
-          -   Te vi algo aturdida mientras la visitábamos.
-          -   Ah, eso … verás, ¿recuerdas que te conté lo que me sucedió con una chica en el tren?
-          -   Si –dijo extrañado-
-          -   Pues, era ella, la que nos arrendará la casa.
-          -   ¿De verdad? … imaginé que sería una anciana, pero debo admitir que era bastante guapa.
-          -   ¿Más que yo? – dije haciendo un puchero-
-          -   Jajaja, ¡tonta! –y siguió acariciándome por un largo rato-



No recuerdo en que momento me dormí, pero cuando desperté Allan estaba mirándome mientras terminaba de secar su cabello, se alistaba para ir a la universidad.
-         -    Recuerda que tienes una cita está tarde, no se te ocurra llegar tarde, no creo que encontremos una casa a un precio mejor que de la que visitamos ayer, dormilona – dijo sonriéndome-
-          -   Aarrrggghh! Sí, lo sé!, estaré antes que ella allí –dije desperezándome-
-      -   Nos vemos esta noche, me falta arreglar los últimos detalles de mi tesis, así que demoraré – rozó mis labios con los suyos-
-          -   Te quiero –dije mientras salía del cuarto-

No quería ir. Si no fuera porque se lo prometí a Allan, no iría. No quería verla. Me hacía sentir extraña, como dicen, la primera impresión es la cuenta, y con ella, no había sido de las mejores. Me levanté y escogí mi mejor ropa, no quería parecer un estropajo al lado de ella.

Llegué a la cafetería en la que habíamos concertado. Luego iríamos al notario para hacer todo legal. Si algo me tranquilizaba era que esta sería la última vez que la vería, del resto se haría cargo Allan. Y ahí estaba, mirando hacia a la calle, miré mi reloj, faltaban aún 10 minutos para las 3:00 (hora en la que habíamos quedado de juntarnos). - Miércoles!, y yo que me había esforzado para llegar antes que ella-
-          -   Por acá – dijo mientras extendía una mano-

Vestía hermosamente. Esta vez de violeta. Un vestido, un abrigo y aquel relicario que había llamado tanto mi atención la primera vez que lo vi.
-          -   Veo que haz llegado antes de lo previsto – dijo mirando el reloj de la cafetería-
-    -  , no quería hacerle esperar – acá vamos de nuevo, yo y mi incapacidad de tutearla, aun cuando ella lo hacía conmigo-
-   - Comprendo… toma asiento, debo hacerte algunas preguntas antes de comenzar con los trámites de arriendo.
-          -   Ok – tomé asiento en la silla que ella me indicaba-
-        -   Responde algunas cosas que no me quedaron claras, primero, ¿Cuándo comenzarán a hacer uso de la casa? Y, ¿cuánto tiempo planean quedarse?
-         -   Mmmm … veamos, aproximadamente dentro de un mes planeamos mudarnos, cuando Allan y yo terminemos la universidad, y, por cuánto tiempo … no sé, tal vez un año, o hasta que encontremos una casa para comprar.
-       -   Un mes – apuntaba detalles un una pequeña libreta que llevaba en su cartera- entonces, como les decía ayer, yo me cargo de la reposición de servicios además pediré que limpien ese desorden, mal que mal nadie la ha habitado desde que fallecieron mis abuelos y sería bastante trabajo para ustedes solos.
-        -     No debe preocuparse no…
-          -   No, tómenlo como un regalo de mi parte

Seguimos hablando de detalles del arriendo. No fue tan traumático como creí que sería, aunque realmente me sentía molesta por como me mostraba ante ella, me ponía más nerviosa de la cuenta. Llegamos a  la notaría y firmamos el contrato, oficialmente dentro de un mes, seríamos los “dueños” de aquella casa, nuestro hogar.
-        -  De acuerdo, fue un gusto hacer tratos con ustedes, estoy segura que cuidarán ese lugar, ya que es muy importante para mí.
-          -   , descuide, no podría dejarlo en mejores manos.
-       -  Entonces, Matilda – tomó una de mis manos – deberías dejar de ser tan formal conmigo, te pido me llames por mi nombre, Eleanora, me haces sentir mucho mayor que tú – se rió, en una extraña broma personal-
-          -   De acuerdo… Eleanora – esto sonaba extraño-
-     -   Estaré en contacto con tu novio por cualquier cosa – me dio un beso de despedida- hasta pronto, estoy segura que te volveré a ver – me miraba ¿interesada?-
-         -     Ha… hasta luego.
*
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domingo, 17 de junio de 2012

Nunca vida mía pienses eso


Divagando entre mi lista de reproducción, me encontré con una canción algo fuera de lugar, alejada de lo que habitualmente escucho.

Era "Amor por ti", interpretada por Ma. Jimena Pereira, del cantautor chileno Buddy Richard.

Debo admitir que me agrada como canta esta mujer, me encanta su voz, y especial la versión de esta canción por parte ella.

Sin más que decir, acá la dejo.



miércoles, 13 de junio de 2012

Videos loquillos

La cuidad estaba nublada, el frío calaba los huesos, y de repente:

- Viiiiiiiiiiiiiiiiiiiiir .... Mameshiba! - mirábamos un escaparate-
- Eeeh, ¿qué? - su cara mostraba estupefacción-
- Mameshiba, mira, mira, Mameshiba - mis ojos brillaban-
- - levantó una ceja-
- ¿No- co- no- ces- los- ma - me shi - ba?? - estaba anonadada-

En aquel momento, mi pecho comenzó a dolor, cómo si un elefante se sentara sobre el, este de irradiaba hacia mi brazo izquierdo, me costaba respirar y luego ....

Bueno, no fue tan así, pero en esencia, es eso, ¡mi Viiir no conocía los Mameshiba! ¡Mon Die!

Ajajaj, así que por esta razón habemus Mameshiba!!!

Disfrútenlo!


Y como bonus track, un comercial bastante ... peculiar ... CHICLES FIT'S!!!!


Disfrutenlos! ;D

martes, 12 de junio de 2012

Historia sin Nombre

     Se que muchos "Gardeners" lo esperaban, así que dejo a vuestra disposición el capítulo 2 de esta pequeña historia.
   
     Algunas aclaraciones previas:

  • El nombre del novio de Matilda, la narradora, ha sido cambiado de Kevin a Allan, para que no se confundan.
  • No se sientan defraudados por este capítulo, de por si, no tiene taanta acción.


     Agradecimientos especiales:

  • A mi Editora Akia, un siete.
  • A mi semesita Alec, quien me inspira escribir.
  • A Alice chan, quien se siente identificada por la historia.


      Sin más preámbulos. disfruten n.n



II
La casa

           -          ¡HEMOS LLEGADO! – dijo el chico que cortaba los boletos –
Por fin el viaje había terminado, luego de haber guardado el libro, este se había vuelto bastante tedioso, no me atrevía a mirarla, y tampoco tenía ganas de buscar algo más para leer de mi bolso, además, el café estaba helado.
Tomé mi bolso y la cartera que llevaba, y bajé del vagón, Allan dijo que me esperaría en la salida de la estación, para ir a ver la casa a la cual nos mudaríamos. Me dirigía a la salida, cuando alguien tocó mi hombro:
-          Disculpa haber sido descortés hace un rato, en realidad, no me siento bien.
-          ¡No  se preocupe, ya lo olvidé! – “se”,  ¿por qué dije eso? –
-          Sabes, necesito de tu ayuda, ¿podrías decirme que colectivo debo tomar para llegar al barrio centro?
-          Barrio centro… déjeme pensar… puede tomar el N°15, los de letrero amarillo, son los que le dejaran  más cerca – ¿por qué miércoles, no puedo tutearla? –
-          N° 15, letrero amarillo, ¡gracias! – se marchó rápidamente –

Que mujer más extraña, primero se molesta por los libros que leo, y luego se disculpa, y para colmo, no me ocurre nada mejor que tratarla como si fuera una anciana mientras ella me tutea. Iba pensando en esto mientras iba a la salida.
-          ¡¡ALLAN!!
-          ¡¡Matilda!! – me tomó por la cintura y besó mi frente –
-          ¿Cómo estás?
-          Bien, aunque algo molesta – puse mi mejor cara de amurro –
-          ¿Sí?, que te pasó ahora – me miro con esa forma tan suya –
-     La chica que iba en el asiento del lado, se molestó porque leía el libro que me regalaste por mi cumpleaños.
-          Jajajaja, ¿y qué le dijiste?
-          Que qué le importaba, bueno después se disculpó, pero aun así fue extraño.
-          ¿Dónde  quieres ir a comer?
-          Mmm… vayamos al café cerca del barrio centro, quiero beber café.
-          Entendido Srta.  – tocó mi cabeza con su mano –

Llegamos al café, estaba en la calle Diagonal, escondido entre unos edificios de habitación, me agradaba ese café, lo conocí cuando fui por primera vez con Allan a la cuidad, era un café temático, por fuera un cartel negro con letras blancas “Lumiebre”, en una de las ventanas, decía café, pastelería. Más abajo, antigüedades.  Nos sentamos junto a la chimenea, me agradaba esa mesa, tenía una linda vista hacia la calle, además, estaba lo suficientemente oculta como para que nadie pudiera interrumpir.
-          ¿Sabes?, encontré una casa cerca de acá, sé que prometí que saldríamos a buscar juntos, pero en cuanto la vi, pensé que te gustaría. – me dijo, con una sonrisa que iluminó su rostro tostado -
-          Más te vale me agrade el lugar – lo miré intentando intimidarlo –
-          Jajaja, es más bien pequeña, pero tiene un jardín amplio a la entrada y… - sus ojos café, brillaban mientras describía la casa – y… creo que prefiero la veas, y juzgues por ti misma.
-          ¡Oh!, me dejaste intrigada, eres cruel, ¡sabes que no me gusta que me dejes así!
-          Bueno, debemos apurarnos, la dueña dijo que a las 4:30 estaría esperándonos, así que, cómete esas galletas y nos vamos.

Tomó mi mano, y nos dirigimos hacia la casa. No estaba lejos de aquel café, algo así como cinco cuadras. Cuando estábamos frente a ella, quedé impresionada, y no precisamente por la casa, sino, porque ahí estaba ella, esperando fuera de la casa.
-          Es usted Eleanora, ¿verdad?, disculpe el retraso.
-          Buenas tardes, sí, soy ella y no te preocupes, acabo de llegar.
-          Bueno, soy Allan, el interesando en arrendar la casa.
-          Buenas tardes, adelante, le mostraré la casa.

Estaba demasiado impactada para hablar, debía admitir que la casa era acogedora, tenía eso, el patio se veía bastante cuidado, parecía de esos de película pero en miniatura, aun así la casa no se condescendía con aquel hermoso jardín. Entramos a la casa.
-   Disculpen el polvo, esta casa perteneció a mis abuelos, ellos me la dejaron en herencia, pero como pueden apreciar lleva deshabitada algún tiempo.
-         No se preocupe – dije –
-      Bueno, como pueden ver, la casa es bastante antigua. Tiene dos pisos, dos baños y tres dormitorios, que están arriba –la acompañábamos mientras recorríamos la casa-  Ahora bien, quisiera saber si están interesados en la casa, para que repongan los servicios de luz y agua.
-         Nos permite – dijo Allan - ¿Qué te parece? – me preguntó –
-   Me agrada, el arriendo es bastante económico, aunque tendremos que limpiar bastante – respondí -.
-          Entonces – me miró y sonrió- ¡nos quedamos con la casa! – le dijo a ella-
-       Tenemos un trato –nos estrecho su mano -, estaré un par de días en la cuidad, así que podemos hacer los trámites que corresponda.
-          De acuerdo, aunque será Matilda quien le acompañe, yo estoy algo ocupado con mis últimos trabajos en la universidad.
-       Bueno, cualquier cosa, me llaman, Allan tiene mi teléfono, ¿te parece nos juntemos mañana, aquí mismo? – me preguntó –
-          , no hay problemas.
-          Les acompaño afuera, espero les haya agradado la casa.
-          Si es preciosísima.
-          Hasta luego – nos dijo –
-          Hasta luego, hasta luego – respondimos –



viernes, 1 de junio de 2012

The Phantom of the Opera

Que día más bello, lluvia, viento, y para hacer más grande mi felicidad encontré entre mis CD´s uno con algunas películas, y es por eso que hoy dedico unas líneas  a esta película, que me gusta una hernormidad, "El Fantasma de la Opera" del año 2004. 
Les dejo un trocito de "Music of the Night"


" ... Close your eyes and surrender to your darkest dreams
let your thoughts of life you knew before
 close your eyes, let your spirit start to soar 
and you'll live
 as you've never lived before
 Softly, deftly,
 music shall surround you
 hear it, feel it,
 closing in around you 
open up your mind
 let your fantasies unwind
 in this darkness which you know 
you cannot fight 
the darkness of the music of the night
 Let your mind start a journey through a strange, new world
 leave all thoughts of the world you knew before
 let your soul take you where you want to be 
only then
 can you belong ......to me 
Floating, falling, 
sweet intoxication 
touch me, trust me, 
savour each sensation 
let the dream begin, 
let your darker side give in 
to the power of the music that i write 
the power of the music of the night ... "