Una nueva entrada ha llegado, acá desde la uni, me dirijo a
ustedes para comentarles que tenemos una nueva entrada! Tadan!!!!!
Ams, cada wvez este drama se vuelve más dramático, toda una "dramacicitud"
... en fin.
Esta semana quería agradecer a Tania Alicia, quien se siente
identificada con nuestra querida Matilda, ella se estresada cada vez que
intenta descubrir algún nuevo dato de esta historia y sólo recibe evasivas! Esa
es la idea querida!!
Bueno, dejando de lado todo este "bla, bla" previo, acá
el nuevo capítulo.
V
Eleanora
Era el primer día de invierno,
parecía que el cambió de estación se marcaba con más frecuencia de lo usual;
Allan, acababa de marcharse, y yo bebía café con Eleanora. No podía sentirme
triste, algo lo impedía.
–
¿Qué hacías llorando? – preguntó.
–
Allan, se fue al extranjero y yo lo vine a dejar – miraba la taza de
cappuccino que estaba bebiendo.
–
Mmh – arqueó una ceja – pero tu “expresión” despedida era como si no lo
fueras a ver nunca más – dijo suspicaz.
–
Bueno, me cuesta algo decir esto – no encontraba que fuera apropiado contarle
algo así.
–
Acaso, ¿no puedes confiar en mí? – me miraba fijamente.
–
Allan, se fue al extranjero, una beca
a Ámsterdam, él recién me dijo ayer de ello, y que su viaje era hoy –
las palabras fluían, sentía que podía confiar ciegamente en ella.
–
Te lo dije hace un rato, ellos con así, ni él pudo cumplir su promesa
–
No digas eso, él lo hizo para protegerme, no quería que yo sufriera – ¿cómo
podía decir eso?, pensaba en ese instante.
–
¡Ja!, ¿y es por eso que se fue?, ¿por eso escogió el último día para
decírtelo? – su mirada era desafiante.
–
¡ALLAN NO ES ASÍ!
–
Yo también pensaba así, pero él
me traicionó
–
¿Allan?, ¿a ti? – no entendía nada.
–
Suspiró algo irritada – Claro que no me refiero a tu novio, pero mucho
tiempo atrás hubo un hombre que me lo dio todo, prometió estar conmigo siempre,
aun así partió, dejándome a un lado, claro, él también lo hacía por mi bien –
dibujaba el borde su taza con uno de sus finos dedos.
–
¿A qué te refieres?
–
Verás, años atrás, antes que tú nacieras, yo vivía en un pequeño pueblo,
ahí conocí a un hombre, digamos que fue mi salvador, fue un salvavidas para mí.
–
Espera, acabas de decir, ¿Antes que yo naciera? – ella estaba loca eso
era claro – estás loca.
–
¿Loca?… vamos a otro sitio, hay algunas cosas que debo contarte.
Llegamos a la casa
que le arrendábamos, ella no me dirigió ni una palabra durante el viaje, yo
tampoco me atreví a hablar. Lo último que me dijo, era una locura de eso estaba
seguro, mas ella insistía en hablar.
–
Abre – dijo mirando la casa.
–
¿Vas a entrar? – vaya pregunta idiota.
–
¿Qué esperabas, que me quedará acá afuera y te gritará hacia adentro? –
dijo sarcásticamente.
–
Lo… lo siento –abrí la puerta de la entrada principal-
Ella entró a la casa
con completa naturalidad, recorrió el pasillo y abrió la primera puerta del
lado derecho de este, entrando en el salón. Este de un color celeste, muy
alto. Los muebles, eran los originales
(a pedido de Eleanora), el techo era blanco y estaba decorado por diseños
florales pintados a mano. La pared que daba a la calle estaba cubierta por
ventanas alargadas que por fuera llevaban barrotes con finos diseños. Se sentó
en el sillón que estaba frente a la chimenea. Me hizo una venia para que me sentara
en el sillón que estaba al lado.
–
Sé que no me crees nada – se limitó a decir.
–
¿Y cómo se supone te crea si dices que ocurrió antes que yo hubiera
nacido?
–
Ams, vaya lío en el que te has metido Elenora – se dijo para si – pues,
verás, soy una vampiresa – dijo esto como quien comenta el estado del tiempo.
–
Vampiresa – está loca de remate pensé – claro, y viviste en esta casa y
lo de tus abuelos era sólo una farsa – acaso pretendía reírse de mí.
–
Sí, es la verdad, sé que es difícil de creer, pero no tengo razones para
engañarte.
–
Ya, y suponiendo que lo que acabas de decir es cierto, ¿cómo podría yo
corroborarlo? – no creía ni una palabra de lo que ella me decía.
–
Así
En ese instante se
abalanzó sobre mí, tumbándome sobre el sillón, abrió su boca justo junto a mi
cuello, podía sentir la presión de sus dientes sobre mi cuello.
–
¡¡AAAHH!! – ahogué un grito.
–
JAJAJA! ¡Que divertido es hacer esto! – acarició mi mejilla – ¿qué vas a
hacer?, saldrás gritando a la calle para que alguien te salve – volvió a su
sillón.
–
Tragué saliva- ¿qué quieres de mí? – fue lo único que atiné a preguntar.
–
Nada realmente, nuestro encuentro ha sido mera casualidad – parecía
divertida.
–
¿No vas a hacer nada conmigo?
–
De haber querido hacer algo, ¿no crees que ya lo hubiera hecho?, bueno,
jugar con la comida no es tan malo si lo piensas, pero no, ya dejé las andanzas
– su rostro volvió a la seriedad.
–
Entonces …
–
Sólo quería conversar contigo, no podía hacer todo este jaleo en el
aeropuerto
–
¿Y cómo es que… tú te convertiste? …
–
Sht – llevó uno de sus dedos a mis labios – Eso lo sabrás, pero a su
debido tiempo, sólo te contaré lo que pasó con él, con Leandro – se volteó
hacia la chimenea.
–
De acuerdo
–
Verás, yo nací hace muchos años, tenía tu edad cuando fui convertida,
Leandro me salvó, fue un padre para mí. Vivimos muchos años juntos, pero un día
dijo que se iba, que lo hacía por mi seguridad, que quería que fuera feliz, y
cuando él era mi felicidad partió sin más – parecía triste.
–
Ya veo – aun me costaba asimilar todo aquello – él, ¿murió?
–
No, él también es como yo, un vampiro, aunque claro, mucho mayor.
–
Y …
–
No estaba preparada para esto, digamos que juntos conseguimos grandes
cosas, haciendo muchos enemigos en el camino, esto mismo hizo que no
separáramos. Eso te puedo contar por ahora – dio finiquitado el asunto.
–
Y ¿cómo era él?
– Jajaja, que insistente eres, a ver veamos. Supongo que deseas saber como
era tanto físicamente como su personalidad. Por donde comenzar. Bueno, él
siempre parecía bastante serio, aun cuando hablara muchas cosas graciosas él
siempre se mantenía serio, lo que lo hacía ser bastante cautivante, bueno, las
historias que contaba, la gente con que se reunía, el mundo en que vivía todo
lo hacía sumamente cautivador. Aun así, él siempre tuvo ojos para mí, desde el
momento en que entró a mi vida, su sola presencia me tranquilizaba, me daba
seguridad, el tocar de sus manos, hacía que cada centímetro de mi cuerpo
cobrara vida, su aroma, su cuerpo … su cabello caía sobre su hombros, de un
hermoso castaño, sus ojos grises, eran como un mar profundo en que te podías
dejar perder …
Repentinamente ella
se fue, tomo su cartera se despidió y se marchó. Nunca la había visto sufrir
tanto, a cada cosa que recordaba de él ella se volvía más frágil, nunca más
volví a verla de esta forma, sólo aquella primera vez en que me contó de
Leandro.
Y así pasó el tiempo,
Amanda llegó al día siguiente, Allan la había llamado, mi amiga desde el primer
día de la universidad, estaba ahí, se quedó una semana, luego se marchó.
Durante este tiempo Eleanora no apareció, un día sin más llegó a verme, seguía
siendo la misma mujer que vi aquél día en la estación, no había tristeza en su
rostro. Sólo estaba ahí para acompañarme, cada día al atardecer ella llegaba a
mi casa, para tranquilizarme.
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p.d: entrada pendiente de edición e.e
Totalmente sorprendida por la noticia de la "vampireza"
ResponderEliminarOjojojojoj ... si, quien se lo hubiera imaginado, para mi también fue una completa sorpresa cuando lo supe ... impactante, un descalabro madre!! casi muero!!!!! ...ok, no, pero se siente la emoción que causo en mi! xD
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